¿Con Javier Sicilia y el Movimiento por una Paz Con Justicia y Dignidad? O… de lejitos

14/08/2011
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En la cultura de la vida lo que menos espera un padre es enterrar a su hijo. El caso de Javier Sicilia y la muerte de Juan Francisco - como el de muchas/os en éste país -, es dramático. Él es el único que siente y sabe cuál es la verdadera dimensión y tamaño del dolor que le embarga. Nadie más. La humanidad de Javier, el sentido que le da a la vida quizás se traduce en cierto alivio.
 
El vil asesinato de su hijo ha colocado a Javier a la cabeza de un movimiento, en el cual, él está encarnado plenamente su modo de ser, de pensar, de actuar y sentir. Praxis humana difícil de entender para aquellos que no traspasan los estrechos límites de la racionalidad. Mucho menos para aquellos incapaces de trascender la pequeñez y corrompida racionalidad política. Menos aun, los que viven (si eso es vivir) la racionalidad de la clase política ahogada – toda - en la estupidez.
 
Unos lo han acusado de convertir “a su movimiento en un esquirol de la oposición que representa Morena”, y sugieren que “quiere ser candidato” (Proceso, 1814: 78, 79). Otros se quedan en la superficie de la “forma”, ni siquiera en la “forma”. Superficiales son. Ahí se quedan y critican sus expresiones sin conocer y, por ello, sin comprender, mucho menos imaginar la dimensión profunda y simbólica de sus gestos.
 
El abrazo a Calderón. Durante el recorrido de la Caravana al Norte Javier Sicilia fue recibiendo – como el Sub Marcos en los recorridos de la Otra campaña -,  una serie de objetos para que lo cuidaran y continuara con su andar. Un Escapulario se convirtió en el símbolo de la injusticia hacia las víctimas de la guerra. En el abrazo, Javier le dijo al Presidente de la República: “Nosotros decidimos traer puestos estos signos del consuelo y le entrego este como símbolo de la justicia que usted le debe a las víctimas.”
 
Otros critican los diálogos de Javier Sicilia y el Movimiento con el gobierno federal, con el Presidente y con el Congreso. Veamos la historia reciente de Chiapas. Recordamos que los compañeros del EZLN declararon la guerra en base al Artículo 39 Constitucional y pidieron al Congreso deponer al presidente usurpador. Entre febrero y marzo de 1994 realizaron los primeros diálogos con el gobierno de Salinas. Con la Convención Nacional Democrática decidieron “quemar el cartucho electoral” participando en las elecciones federales y estatales. En 1995, dialogaron  con el gobierno de Zedillo. El gobierno federal incumplió con los Acuerdos de San Andrés. Entonces el EZLN realizó importantes movilizaciones que recorrieron el país: la de los 1,111 con la comandanta Ramona al frente y, después, la del Color de la Tierra para reclamar al Congreso de la Unión que hiciera Ley los Acuerdos de San Andrés. El Congreso y su ley racista cerraron toda posibilidad de interlocución y el EZLN suspendió todo contacto con el gobierno mexicano y los partidos políticos.
 
Tuvieron que pasar 11 años para que el EZLN tomara esa decisión.  Para entonces la FLN-EZLN, habían cumplido 32 años de experiencia como fuerza político militar y dejado una enorme enseñanza a las luchas de los pueblos en diversas latitudes. Entre otras, la solidaridad y el apoyo incondicional. Solidaridad incondicional que el Sub Marcos hizo pública en la carta que dirigió al “Hermano y compañero” Javier Sicilia (Abril de 2011) y que se concretó en la movilización que reunió a más de 25 mil bases de apoyo, adherentes a la Sexta y de la Otra campaña en San Cristóbal de Las Casas el pasado 7 de mayo.
 
Con todo, vemos y escuchamos como a Javier Sicilia y al Movimiento - con menos de 5 meses de haber surgido de la tragedia que vive México -, se le critica por ejercer su derecho de expresar su dolor, coraje y demandar justicia - de frente a los agresores -, para las miles de víctimas de la guerra de Calderón. Un movimiento que enfrenta enemigos muy poderosos y que en poco tiempo ha visibilizado el costo humano de una guerra absurda y fallida. Que ha sentado al Presidente de la República y al Congreso de la Unión y ha impactado en la opinión pública, (…) Encuentros en los que han sido señalados, sin ambigüedad, los culpables y la voz de las víctimas ha sonado fuerte. (Luis Hernández Navarro, La Jornada 2 de Ago 2011). Un movimiento justo con una fuerza ética y moral que ha conjuntado, como nunca, a una diversidad de Arco iris… diversos en verdad. Otros le reclaman a Sicilia su mirada “hacia arriba” y le dicen que el camino es “abajo y a la izquierda”, convirtiendo en una “camisa de fuerza” lo que fue el resultado de muchos “cartuchos quemados”, años de lucha y experiencia. Con el grave riesgo de hacer de esas ideas un cliché sectario y sin contenido. 
 
Otros, con pretensiones de agudeza, profundidad política y estratégica cuestionan a Sicilia y al Movimiento porque no es “antisistémico”. Veamos: “Antes hemos dicho que la guerra es inherente al capitalismo y que la lucha por la paz es anticapitalista.” (Marcos, Cartas a don Luis Villoro. Enero – Febrero 2011). Algo más. Si se refieren a un cambio radical de estructuras económicas, políticas y sociales, la propuesta de Sicilia es algo más difícil, compleja… por humana: “(…) no hay solución sin el consenso y la movilización de todos. El agravio de esta guerra es nacional, y sólo con la movilización de nación y sus reservas morales podremos llegar hasta el perdón, la reconciliación, el lugar donde México podrá volver a encontrar su verdadero rostro, el de lo humano, el de los seres humanos que se reconcilian y se reconocen como personas.” (Proceso, 1814: 79) 
 
El domingo pasado (14 de agosto), 3 mil personas del Movimiento marcharon con Javier Sicilia y anunciaron que “pese a las traiciones, a los albazos y las simulaciones” reanudarán el diálogo con los legisladores. También, que en la segunda semana de septiembre iniciarán una caravana al sur del país:
 
“Recordemos que allá, hace unos lustros, en las montañas de Chiapas, se erigió uno de los más altos y profundos ejemplos de dignidad que sigue iluminando la oscuridad del país. Aparecieron los rostros y los nombres negados a los pueblos indios que estremecieron a la nación y nos recordaron las profundas raíces de la injusticia que se arraigaron en México.
 
Los zapatistas, con respeto, independencia y hermandad, no han dejado de acompañarnos desde las primeras horas de nuestro caminar. Allá también habitan las experiencias desoladoras de nuestros hermanos centroamericanos que golpean nuestras conciencias y agregan sus dolores a nuestros corazones”. (La Jornada. 15 agosto de 2011).
 

Bueno pues, mientras siguen los preparativos de la Marcha al Sur, algunos se atascan en la “crítica”, otros no quieren saber nada de Javier Sicilia y del Movimiento por una Paz con Justicia y Dignidad, también, habemos otros que nos preparamos para recibirlos y dialogar en San Cristóbal de Las Casas. Otros más sugieren un encuentro. Realmente no sabemos si somos muchos o pocos. Eso lo sabremos el mero día. Lo que si sabemos es que no faltará la sal, la tortilla y un rincón de cobijo… como usted sabe compañero Javier Sicilia, Dios proveerá.

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