Señor presidente

06/06/2011
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Señor Presidente:
 
Gracias. Usted nos ha ayudado a librarnos de una mafia criminal. Pero con modestia y respeto, me permito suponer que Ud. sabe que tiene solo una fracción de poder. La mafia derrotada le hará la vida imposible, la lucha verdadera recién empieza.
 
Imagino que debe estar Ud. abrumado por felicitaciones, llamadas telefónicas, propuestas, adhesiones de última hora, elogios. Me permito complicarle la vida planteándole que, desde mi punto de vista personal, el objetivo de su gestión debe ser crear desde ahora un poder desde abajo, organizado, democrático, durable, eficiente en el uso de los recursos, rápido en la ejecución de acciones que mejoren de inmediato la vida de los peruanos y peruanas. No estoy hablando de clientelismo sino de ciudadanía. Debemos abrir el sistema político a gente libre con opinión propia, con derechos y responsabilidad. Pero, claro, no pretendo que mi opinión sea la única, es solo una opinión. Digo, es un decir…
 
Le pido tener en cuenta que el 50% de la segunda vuelta no es de Keiko: un 30% ha votado tapándose las narices, por miedo a los fantasmas de la dictadura y el comunismo. Una conducta transparente y limpia, el ejercicio de una gestión gubernamental cuidadosa y moderada, podrá despejar esos temores.
 
El otro 20% no es militante; son gente muy pobre esperanzada en el asistencialismo estatal. Ellos pueden ser beneficiados de inmediato con programas privados y públicos que los liberen de la dependencia del Estado y los conduzcan hacia la ciudadanía.
 
Para tener efecto inmediato en el respaldo popular, Ud. deberá actuar con rapidez en el campo de la política social.
 
Repotenciar FONCODES como el instrumento que permite responder a las demandas de los pueblos y los barrios por caminos, parques, escuelas, agua y electricidad. En concertación con los gobiernos locales, FONCODES puede ser la gran base de proyectos productivos y nuevos mercados para la gente. Fomentar una inversión conjunta entre el Estado y las burguesías provincianas y limeñas para la creación de nuevos mercados y el fomento del empleo. El dinero existe pero es robado, malgastado.
 
Dotar de fondos al aseguramiento integral de salud. Aliarse con los médicos y los trabajadores de salud para limpiar y restaurar los hospitales del MINSA que deben ser modelo de atención a los pacientes en vez de los chiqueros que ahora son.
 
Expandir la atención inmediata de Essalud desde pequeños hospitales en todos los barrios de Lima y todas las ciudades y poblados empezando por los más pobres. La gente debe notar el cambio desde los primeros días. No más colas de pacientes, no más maltrato a los asegurados. No hay necesidad de mucho dinero para eso, solo se necesita orden.
 
Ampliar el programa de caminos rurales. Son baratos, se pueden hacer en cooperación con las comunidades, abren mercados.
 
Las microempresas urbanas y rurales y las grandes empresas manufactureras y comerciales pueden encontrar un ambiente favorable generado por políticas públicas de orientación nacional. Menos trámites, menos licencias, menos burocracia, más crédito, más confianza en quienes pagan y no hacen la trampa.
 
Masiva educación popular, apoyo a las radios y televisoras comunitarias y demás redes de comunicación de base. Alianza con los maestros para la restauración de los colegios y escuelas que ahora están en ruinas.
 
El tumor de la mafia debe ser aislado primero y cortado después para que no vuelva a surgir jamás. Deben devolver peso por peso los seis mil millones de dólares que se llevaron del Estado. Abrir las puertas de la democracia al pueblo organizado para que las bandas criminales no retornen nunca al poder. De su gobierno debe nacer un Perú nuevo, surgido de la ciudadanía. No seamos ilusos: el mal, el robo, el asesinato siempre existirán porque son parte natural de la raza humana, pero los anticuerpos sociales deben ser fortalecidos para que nuestro país no se vuelva a enfermar de alanismo, fujimorismo o males parecidos y el restablecimiento sea duradero.
 
Sí pudimos, también podremos.
 
Héctor Béjar
 
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