<i>Baby Doc</i> en Haití: caos más allá del caos

18/01/2011
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Un conocido refrán en Haití dice que más allá de las montañas hay más montañas. Parafraseándolo, podríamos decir también que, en Haití, más allá del caos hay más caos. Al menos eso es lo único que la “comunidad internacional” parece dispuesta a proporcionarle.   El mundo amaneció el  lunes 18 de enero de 2011 con la sorprendente e inesperada noticia de que el ex dictador haitiano Jean-Claude Duvalier, también llamado Baby Doc, depuesto en 1986, se encontraba de nuevo en Puerto Príncipe después de 25 años de exilio. El sentimiento general ha sido de asombro e incertidumbre, y la pregunta que todos se hacen es qué motivos políticos puede haber detrás de un hecho tan inusitado.
 
El momento no podría ser más dramático. El país se encuentra en medio de un proceso electoral fraudulento para la elección de un nuevo presidente, tras una primera vuelta caótica con una participación de solamente 25% del electorado, un recuento de votos sospechoso, resultados aún no publicados, protestas callejeras, y una segunda vuelta postergada y sin fecha aún para su realización. A un año del terremoto, y en vista del evidente incumplimiento de las promesas de reconstrucción así como de los recientes brotes de cólera, la presencia de las fuerzas de la misión de la ONU en Haití, la MINUSTAH, comandadas por Brasil, es cada vez más criticada y se oyen cada día más voces, incluso de funcionarios de la Organización de los Estados Americanos (OEA), exigiendo su retirada del país.
 
En ese contexto, el retorno de Jean-Claude Duvalier al país solamente parece echar más leña aún a la hoguera. Las primeras reacciones han sido de incredulidad. Si lo que se pretende es contribuir a la estabilidad del país, la presencia de Baby Doc en Haití parece ser totalmente contraproducente. Las primeras reacciones han sido por lo tanto de estupefacción. Por ejemplo Robert Maguire, experto en Haití de la Universidad Trinity en Washington, expresaba su asombro al declarar que “estamos en un momento críticamente importante para Haití y es muy extraña la aparición de este tipo desde la nada. ¿Qué puede traer él a Haití, además de mucha confusión? ¿Ha regresado con pretensiones políticas? No lo sabemos” (1).
 
Quien por otro lado parece seguro de que el retorno de Duvalier provocará más caos es Stanley Lucas, que fue durante años representante del Instituto Republicano Internacional (IRI) en Haití y figura clave en la preparación del golpe contra Jean-Bertrand Aristide en febrero de 2004. Sus declaraciones al respecto, inmediatamente después de la llegada de Baby Doc a Puerto Príncipe, merecen un análisis detallado, no por su valor de verdad, que es más bien nulo, sino porque viniendo de quien viene bien podrían ser parte del entramado de una “operación retorno” de Baby Doc a Haití.
 
En un escrito con el sugestivo título “Duvalier regresa a Haití: solamente un peón en el caos político” (2), señala Lucas que “el retorno de Duvalier lo están tachando de ‘sorpresa”´, pero no podría haber ocurrido sin apoyo diplomático internacional y la aprobación de Préval”, el actual presidente de Haití. Préval parece haber entrado en conflicto con la administración estadounidense a raíz de los resultados de la primera vuelta de las elecciones, en las que su candidato, Jude Celestin, que según el recuento de votos habría sido el segundo más votado, ha sido relegado a un tercer puesto de forma muy sospechosa por una misión de verificación de la OEA, lo que lo eliminaría de la segunda vuelta. Sabemos por varios cables de WikiLeaks que Préval no ha sido hombre de la entera confianza de Washington.
 
Tenemos también el testimonio de Ricardo Seitenfus, el ex Representante Especial para Haití de la OEA que fue despedido por criticar públicamente el papel de la misión de la ONU en Haití, y que declaró recientemente que en un encuentro de representantes de la OEA, la ONU y los países donantes, se llegó a sugerir que Préval debería abandonar el país (3). Resulta sospechoso en este contexto que tanto Stanley Lucas como otros observadores estén ahora responsabilizando a Préval por el retorno de Duvalier, ya que Préval no tiene poder ni sobre policía haitiana ni sobre las fuerzas de la MINUSTAH, sin cuyo apoyo Duvalier jamás hubiese podido entrar o permanecer en el país. La impresión es que estamos ante una campaña bien orquestada que entre otras cosas trata de desviar la atención de quién es el único que estaría en condiciones de llevar a cabo una operación de esta envergadura, el gobierno de los Estados Unidos. Es difícil imaginar que Baby Doc hubiera podido regresar a Haití sin su beneplácito.
 
Lucas escribe que “muchos haitianos están especulando ahora sobre tres posibles escenarios”. El primero sería que “Préval está usando el retorno de Duvalier para generar confusión política y distraer a la comunidad internacional.” El segundo sería que “Paul Farmer… y el enviado especial de la ONU en Haití… están detrás del retorno” porque eso “abriría una ventana para el retorno de Aristide”, del que “Farmer es un ardiente partidario”. Esta sugerencia es tan extravagante que apenas merece algún comentario. Farmer es un conocido médico con más de diez años de experiencia en el Haití rural y autor de varios libros sobre el país, pero no un político con el poder que Lucas le quiere adjudicar aquí ni es tan conocido como para estar en la boca de “muchos haitianos”. Obviamente la intención de Lucas aquí es la de difamar a Farmer sugiriendo que estaría implicado en el retorno de Baby Doc.
 
El tercer escenario, finalmente, sería que “el retorno de Duvalier genera un nivel de caos político en el país que sería imposible de resolver sin una ocupación política extranjera – y alguien se beneficiaría de eso.” No sabemos muy bien a qué se refiere Lucas con la expresión “ocupación política”, pero aquí parece que tenemos la clave del escrito de Stanley Lucas, y quizá también de toda la “operación retorno”: que podría venir a generar un caos político de tal magnitud que solo se podrá resolver con una invasión. Lucas parece olvidar que en Haití ya hay una ocupación, aunque quizá no la que él desearía. Y quién se beneficiaría de eso no es difícil imaginar, aunque no sea quien Lucas quiere sugerir aquí. Tampoco sería necesario preguntar “quién” llevaría a cabo esa “invasión política”. Lo que Lucas hace aquí es justificar de antemano una eventual invasión militar estadounidense, y podría ser que ese fuera el verdadero objetivo del retorno de Duvalier, que posiblemente será temporario.
 
Es notable que en ninguno de los “escenarios” de Lucas se mencione a los Estados Unidos, principal valedor de las dictaduras de los Duvalier. Y en vista de las escasas horas que han transcurrido desde le llegada de Baby Doc a Puerto Príncipe, es impresionante que Lucas haya tenido tiempo de hablar con “muchos haitianos” y de elaborar los mencionados escenarios.  Pero lo más probable es que se trate simplemente de parte de una campaña previamente diseñada de desinformación que, a juzgar por muchos de los comentarios oídos desde la llegada de Baby Doc a Puerto Príncipe, ya está teniendo una gran resonancia. 
 
Washington se ha mostrado inclinado varias veces a ocupar Haití directamente, sin la intermediación de las fuerzas de la ONU. En los días que siguieron al terremoto de enero de 2010 en Haití, se intentó crear una situación de caos en el país con la posible finalidad de justificar una ocupación tras el amplio despliegue de las fuerzas estadounidenses en esa ocasión (4). Sabemos ahora también por los cables de WikiLeaks que el gobierno de los Estados Unidos amenazó con enviar tropas a Haití si Brasil no se mostraba “más firme” en la represión contra rebeldes en Haití (5).
 
Es probable que con las crecientes protestas por el fin de la ocupación, Washington tenga aún más motivos para intervenir directamente, y para ello una situación de caos político podría ofrecer un pretexto adecuado. La forma incluso como se ha llevado a cabo las recientes elecciones parece indicar que se ha venido favoreciendo intencionadamente el surgimiento de una situación de total descrédito político en el país que aumentaría ahora con la presencia de Duvalier. No parece que la estabilidad de Haití sea una prioridad en estos momentos.
 
Lucas seguramente tiene razón en calificar a Duvalier de un “peón en el caos político”. El dueño del peón podrá quizá ser otro que el que Lucas nos quiere hacer creer, pero es muy probable que la finalidad sea exactamente la que él sugiere: generar aún más caos político en el país, para beneficio de “alguien”.
 
 
Notas
 
(1) Observers: Duvalier's return to Haiti puzzling, Miami Herald, 17/01/2011. http://www.miamiherald.com/2011/01/17/2019547/observers-duvaliers-return...
 
(2) Stanley Lucas, Duvalier Returns to Haiti; Merely a Pawn in the Political Chaos, 17/01/2011. http://solutionshaiti.blogspot.com/2011/01/duvalier-returns-to-haiti-merely-pawn.html
 
(3) Mark Weisbrot, OAS Backs Illegitimate Election in Haiti in Which Three-Quarters of Haitians Didn't Vote, The Guardian, 12/01(2011.
 
(4) José Luis Vivas, Estrategia del caos para una invasión, ALAI, 18/01/2010. http://alainet.org/active/35579
 
(5) EUA pediram cabeça de general brasileiro, revela WikiLeaks, Folha de São Paulo, 14/01/2011. http://www1.folha.uol.com.br/mundo/860401-eua-pediram-cabeca-de-general-brasileiro-revela-wikileaks.shtml
https://www.alainet.org/es/active/43634
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