Hacia donde conducir la indignación ciudadana?

25/01/2008
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Estamos indignados. Las FARC han logrado, al conocerse la situación infame en que se encuentran los secuestrados suscitar, tal vez como nunca antes, un sentimiento unánime de indignación y rechazo. Rechazo a las FARC y a sus métodos. Rechazo al secuestro, rechazo a la violencia. Rechazo a la ignominia.

Esa indignación, válida, razonable, necesaria se extiende por todo el país. Ese es el fundamento de las diferentes movilizaciones que se realizan a lo largo y ancho del territorio nacional y se preparan otras en Colombia y fuera de él. Pero como lo hemos escrito en ocasiones anteriores, en medio de la indignación ciudadana, la liberación de los secuestrados es objeto de un pulso político. Un pulso político entre el gobierno y las FARC en primer lugar, que prolonga y expresa de manera evidente un elemento presente desde hace cinco años.

El presidente de la República ha hecho de la destrucción de las FARC su principal objetivo de gobierno, adecuando el conjunto de la acción del mismo para ello, llegando a poner a política social al servicio de los objetivos militares. Las FARC igualmente se han propuesto derrotar al presidente Uribe. Los alcances de cada uno de esos propósitos es distinta, para Uribe efectivamente una perspectiva creíble es la derrota militar de las FARC y como consecuencia de ello su conducción a una suerte de rendición a cambio de facilidades para la reintegración, para las FARC sobrevivir como guerrilla es el triunfo sobre Uribe.

Por eso los secuestrados no importan a uno y otro. Por eso la indignación ciudadana trata de ser conducida hacia la derrota política definitiva de las FARC. Se trata de lograr procesos de rechazo a las FARC expresados públicamente a través de la movilización que se desarrollará el próximo 4 de febrero, en Colombia y muchos otros países.

Esta intención parte de dos supuestos equivocados a nuestro modo de ver. El primero de ellos es que las FARC hoy se encuentran en una situación de debilidad que la llevarían a entregar los secuestrados para aliviar un poco la presión política nacional e internacional, y el segundo que las FARC se verán conmovidas por la magnitud de la expresión ciudadana.

Creo que el comportamiento de las FARC en el pasado y el más reciente que se desprende de las declaraciones de alias Raúl Reyes al cuestionario de Noticias Uno, muestran lo equivocados de esos supuestos. Ni las FARC se creen muy débiles, ni consideran que la presión nacional e internacional sea algo distinto al resultado de la manipulación de la opinión a través de los medios y de la campaña del presidente Uribe por desinformar a todos. Por ello a la situación presentada responden endureciendo sus posturas, negando la posibilidad de una misión médica humanitaria que atienda a los secuestrados, rechazando la facilitación de la Iglesia Católica, y reiterando que es condición indispensable el despeje de los municipios de Florida y Pradera.

Por su parte diversos sectores que acudirán a la movilización del 4 de febrero, lo hacen desde la genuina intención de presionar la liberación de los secuestrados. Pero para el gobierno esta es la gran ocasión de culminar la tarea de convertir a las FARC en objeto del rechazo activo de la población.

Quienes aun creemos que no es posible la solución militar al conflicto armado y que los secuestrados y su liberación deben ser el objeto de la atención prioritaria a corto plazo de la ciudadanía, tenemos la obligación política y social de advertir que el objetvo final del gobierno de ciertos sectores de la opinión nacional, es ponernos en situación de admitir que la única salida es la salida de guerra.

Por lo anterior, celebramos la realización de actos y concentraciones de diversas organizaciones sociales y de administraciones como la de Bogotá, que insisten en considerar los acuerdos humanitarios, en primer lugar, pero al largo plazo se comprometen en una lucha contra el secuestro, y contra la guerra.

En ese sentido lo mas significativo son los eventos que se realizan alrededor de la jornada de movilización mundial del Foro Social Mundial el próximo sábado 26 de febrero y que culmina con la realización de un concierto contra el secuestro, la guerra y por acuerdos humanitarios, convocado y organizado por la alcaldía distrital y el Foro Social Colombia. Se destaca también el llamado de las centrales obreras, encabezadas por la CUT, a una concentración en la plaza de bolívar el próximo 4 de febrero con la consigna de “40 millones de voces contra el secuestro y la violencia y por acuerdos humanitarios”.

En términos políticos la sociedad colombiana de hoy está siendo conducida por parte de los guerreros y de sectores interesados en esa alternativa, en la situación de optar definitivamente por la salida militar.

Somos conscientes que en la actual polarización de la opinión nacional, que en la torpeza y crueldad de las FARC, que en la persistencia del gobierno en sostener, contra toda evidencia, que los paramilitares se desmovilizaron sostener la salida política es una actitud bastante incomprendida y que dados los hechos recientes contra la senadora Piedad Córdoba puede inclusive ser peligroso para la integridad física. Sin embargo insistimos que como lo hemos dicho anteriormente y lo consigna el documento ue la Alianza de Organizaciones Sociales y fines presentó en la III Conferencia Internacional el pasado mes de Noviembre de 2007, “la realización de las profundas reformas democráticas, que retomando el espíritu y buena parte de la letra de la Constitución de 1991, en la construcción y plena vigencia del Estado Social y Democrático de Derecho, realice la reforma agraria integral, lleve las ventajas de la modernidad a extensos territorios del país, en términos de ingresos, bienes y servicios e igualdad de oportunidades para las mujeres, para el ejercicio de los derechos, ponga a las víctimas y sus derechos en el centro de la política pública, realice una efectiva transformación cultural a favor del reconocimiento de las mujeres como sujetos de derechos y la eliminación de las violencias contra ellas, y las coloque sujetos fundamentales en la construcción de la democracia paritaria, realice la reforma política que prevenga y evite la captura del Estado, profundice y extienda la descentralización política y administrativa, refuerce y facilite la participación ciudadana, y que previo el desmonte del paramilitarismo en todas sus formas y expresiones, conduzca a la guerrilla a la negociación de la paz por la pérdida total de su razón de estar, ya que perdió su razón de ser.

Es decir, se trata de asfixiar el conflicto por la vía de la democracia y no por la vía de la guerra. Se trata de imponerles desde la sociedad civil a los guerreros otra lógica: la de las reformas, la de recuperar las transferencias para las regiones, de recuperar el Estado local, regional y parte del estado nacional capturados por los paramilitares, los corruptos y el clientelismo, de recuperar la política para la ciudadanía, de defender el Estado Social y Democrático de Derecho y la separación de poderes, de recuperar la arquitectura constitucional perdida en la reelección, de recuperar y reconstruir la memoria histórica y la verdad, de restituir las tierras a los desplazados, de otorgar favorabilidad política y espacios normativos y sociales para la recuperación de las organizaciones sociales victimizadas y los tejidos sociales destrozados, de recuperar los avances perdidos en normatividad y practicas ambientales, de hacer efectiva la sentencia de una país multicultural, multiétnico y diverso, para cerrar las brechas de la desigualdad, todo ello sin negociarlo previamente con los guerreros”(1).


En ese sentido tendremos que decir a las FARC, al ELN, a los paramilitares y al gobierno. NINGUNA GUERRA EN NOMBRE MIO.

- Antonio Madariaga es Director de la Corporación Viva la Ciudadanía

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org

Nota:

(1) Alianza de Organizaciones Sociales y Afines, Hacia una verdadera transición democrática, Bogotá, noviembre de 2007
https://www.alainet.org/es/active/21847
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