Los que no llegaron

El niño de la costa Turca

24/09/2015
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La imagen del cuerpo sin vida del niño sirio en las costas de Turquía dejo expuesto de manera contundente las graves consecuencias de la guerra que libran algunos países en Medio Oriente desde hace décadas.

 

Dicha imagen ha permitido que los medios de comunicación y uno que otro indignado griten a todo pulmón para que algo se haga por quienes lograron escapar de las barbarie de la guerra. Familias enteras emprendieron el largo viaje resignándose a dejarlo todo para salvar la vida. Algunos teniendo que enfrentar la difícil situación de tener que decidir quien hará el viaje, puesto que no todos lo que huyen de dicha guerra cuentan con la fuerza física y el dinero necesario para la travesía, a la que consiguen llegar mayormente hombres jóvenes y niños.

 

El hombre y su Hijo

 

Lo ocurrido con el hombre y su pequeño hijo quienes fueron humillados frente al mundo por una reportera en Hungría, y que luego termino con trabajo y saludando a Cristiano Ronaldo en Madrid, es apenas un golpe de suerte que deja en muchos, el triste sabor del oportunismo de los medios de comunicación, que hacen de la tragedia que vive la humanidad un remedo de novela, la cual pareciera trazar el camino siempre hacia el final feliz. Sin embargo, la fortuna del famoso entrenador de futbol sirio Osama Abdul Mohsen, no alcanza para los millones de seres humanos que hoy buscan un lugar para vivir en paz. No alcanza para redimir al niño de la costa turca. Tampoco alcanza para los migrantes que hoy se desplazan de países que han sido devastados, no solo por la guerra actual, sino por la pobreza, el hambre el saqueo de sus recursos estratégicos y la falta de garantías para el ejercicio de la democracia. No hay que olvidar que en esta nueva corriente migratoria que hace estruendo en la opinión pública europea y mundial llegan también personas de Somalia, Eritrea, Sudán, Afganistán, Libia, Irak y Túnez.

 

La solidaridad europea

 

La gente del común se ha movilizado para apoyar a los refugiados que llegan desde todas partes en busca de ayuda. Lo anterior ocurre de forma espontánea y sin el apoyo muchas veces de organizaciones y partidos políticos, que tienen como bandera la lucha contra la guerra, la discriminación y el racismo. De tal forma que la ayuda que brindan las personas del común hacia los refugiados está impregnada de una suerte de “indignación inducida” que desde los medios de comunicación logra de manera muy sutil eliminar del discurso las causas estructurales que desataron la guerra que tiene a miles de personas deambulando por el mundo.

 

Es decir, poco se recuerda la participación de los países de Europa en las cruzadas en Afganistán, Irak y Libia. Poco se menciona que la OTAN en cabeza del ex primer ministro noruego, ultima detalles para la estocada final de Bashar al-Asad en busca de más democracia para Medio Oriente.

 

El discurso y la práctica de apoyar al que llega coge fuerza entre la gente del común, permitiendo que la solidaridad del pueblo europeo se canalice para exigir a los gobiernos apoyar a los refugiados. Dejando de lado la urgente necesidad de parar la guerra para iniciar a pensar en los que no llegaron.

 

- Johan Mosquera Góngora es sociologo.

 

https://www.alainet.org/en/node/172596

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