Debate

Acerca del artículo de Aharonian sobre la «guerra mediática»

11/07/2016
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No podemos menos que estar de acuerdo con el diagnóstico de Aram Aharonian en su artículo La guerra mediática y la necesidad de reinventar el discurso y reimaginar la izquierda publicado en ALAI el 1º de julio último, cuando escribe acerca de … « la creciente y orgánica participación de los medios de comunicación cartelizados –nacionales y extranjeros– en la preparación y el desarrollo de las guerras y planes desestabilizadores »… y de las carencias del campo popular en materia de tecnología mediática y sobre todo en el campo ideológico- cultural.

 

Aharonian escribe: «No caben dudas: hay que reconstruir el pensamiento de izquierda. Y en esta reconstrucción hace falta la academia, hacen falta los intelectuales para sumar capacidades de reflexión y formulación de propuestas alternativas al pensamiento hegemónico. Durante más de tres décadas se denostó el modelo neoliberal, pero no se avanzó en la elaboración de una propuesta alternativa».

 

Sin excluir el papel protagonista que le corresponde a las masas oprimidas y explotadas en la construcción de una alternativa al sistema dominante, le asiste razón a Aharonian  cuando alude al papel de los intelectuales en el diseño de dicha alternativa, papel que hasta ahora no asumen.

 

Después de referirse a una intelectualidad «progre» «muchas veces anclada en el marxicismo (narcisismo marxista)», Aharonian escribe que «se necesitan nuevas teorías para ponerle freno a este vaciamiento democrático… ».

 

No sabemos qué quiere decir Aharonian con «narcisismo marxista», pero el problema que debemos enfrentar no es el « vaciamiento democrático», sino la crisis profunda de la democracia burguesa, en estado de descomposición avanzada,   sobre el telón de fondo de la crisis global del capitalismo.

 

Si bien hay que actualizar el análisis – riguroso- de la sociedad contemporánea, en otros términos: el sistema capitalista en su estado actual (y su inherente contradicción fundamental entre explotadores y explotados que no ha cambiado en sus sucesivas etapas) para sacar las debidas conclusiones no creemos que hagan falta para ello «nuevas teorías».

 

Pensamos que el método materialista dialéctico e histórico formulado inicialmente por Marx es el adecuado para analizar la sociedad en general y sus diferentes coyunturas y facetas y que precisamente el bloqueo ideológico- cultural y la esterilidad propositiva en que se halla la intelectualidad «progre» es el resultado de su abandono de dicho método y de su afiliación a distintos «neos» y «post».

 

Este bloqueo ideológico cultural de la intelectualidad de izquierda me impulsó a escribir un libro sobre el tema (1) una parte de cuya Introducción transcribo a continuación.

 

…  « el espectáculo frustrante de la incapacidad de la izquierda –o de la autodenominada izquierda– en todo el mundo para promover entre las masas populares una alternativa de transformación radical al sistema actualmente vigente a fin de lograr que éstas asuman dicha alternativa y sean las protagonistas del cambio, plantea la cuestión –que queremos examinar aquí– de en qué medida algunas variantes de las culturas e ideas de las clases dominantes contaminan a la izquierda, lo que explicaría, por lo menos en parte, su impotencia crónica.

 

Cuando decimos izquierda nos estamos refiriendo a la izquierda tradicional generalmente representada por los partidos comunistas, los que aún sobreviven en proceso de lenta agonía después de decenios y que, salvo excepciones, han virado a un franco reformismo y también a las distintas variantes de la “izquierda crítica” (“neos” alguna cosa, trotskistas, ecologistas

de izquierda, etc.).

 

Esa izquierda que nos ocupa pretende superar o disimular su impotencia apoyando y elogiando acríticamente a algunos gobiernos “progresistas” de América Latina, tratando de obtener rédito de un acontecimiento que pudo ser trascendente pero que lamentablemente no lo fue como el Gobierno Tsipras-Siryza en Grecia o atribuyendo virtudes casi mágicas aun hecho menor, como el surgimiento de un nuevo líder en un partido político.

 

Esto último adquirió ribetes casi grotescos a raíz de la elección de Jeremy Corbyn a la cabeza del Partido Laborista británico.

 

En la fiesta anual del Partido Comunista francés celebrada en setiembre de 2015, con motivo de la elección de Corbyn se pudieron oír frases como éstas:

 

Pierre Laurent, secretario general del PCF, dijo: “La rueda de la historia comienza a girar”; Yanis Varoufakis, ex ministro griego de finanzas, comentó: “Corbyn es una chispa de esperanza, una pequeña bujía en la oscuridad de la austeridad”. Y Jean-Luc Melenchon, líder del Frente de Izquierda francés y gran amigo de Tsipras hasta que éste cedió ante la extorsión de la Unión Europea dijo en su arenga: “Tenéis razón en aplaudir a Corbyn. Cada vez que aparece una golondrina, hay que creer que anuncia la primavera”.

 

También Tsipras y el español Pablo Iglesias, de Podemos, felicitaron calurosamente a Corbyn. Hasta que la “expectativa Corbyn” se agote [cuando escribimos este comentario ya se agotó] y tengan que buscar otro “supremo salvador” en quien cobijarse.

 

Pero Evo Morales los superó cuando llamó “revolucionario de la patria grande” a Daniel Scioli, quien fue recientemente candidato kirchnerista a la presidencia de la Argentina.

 

Si se tiene en cuenta su actuación como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y sus –pocas y lavadas– declaraciones políticas como candidato presidencial nadie, ni siquiera sus partidarios, creen que Scioli haya tenido la mínima intención de cambiar algo del orden vigente. De modo que calificar de “revolucionario” ‘a Scioli, si no es un extravío ideológico político de parte de Evo Morales (2) es un abuso de lenguaje que bastardea totalmente el sentido de la palabra revolucionario y contribuye a agravar la confusión reinante. A menos que ahora Evo Morales considere “revolucionaria” una política de sometimiento al gran capital.

 

Estos personajes se muestran ahora más discretos frente a Podemos, que se ha vuelto impresentable con su populismo (3) y su oportunismo, carente de las pocas virtudes de la izquierda tradicional pero corroído por uno de sus principales defectos: un acentuado personalismo, otrora denominado centralismo burocrático.

 

Una prueba más de la desorientación ideológica de la «izquierda real».

 

A raíz del escándalo provocado en Francia  por la remuneración astronómica acordada por el Consejo de Administración al PDG de Renault-Nissan, ratificada por el mismo Consejo pese a la opinión adversa (no vinculante) de la Asamblea de accionistas, el Frente de Izquierda –situado a la izquierda del abanico político francés-  presentó en el Parlamento un  proyecto de ley, aprobado en primera lectura el 26 de mayo de 2016, según el cual el voto de los accionistas referido a la remuneración de los directores debe ser  de cumplimiento obligatorio para el Consejo de Administración.

 

La solución propuesta por el Frente de Izquierda refuerza la idea – «democratizante»- de que la empresa pertenece a los accionistas, es decir a quienes detentan el capital de la misma y excluye de las decisiones a quienes trabajan en ella. Una idea bien «revolucionaria». (4).

 

De modo que en este trabajo nos esforzaremos sobre todo por indagar acerca de las raíces filosóficas y sociológicas de lo que no vacilamos en calificar de divagaciones metafísicas y extravíos políticos de la izquierda. Como la palabra metafísica se presta a distintas interpretaciones, precisamos que llamamos metafísicas a las corrientes sociológicas y filosóficas que –con el nombre de postmodernismo, neomarxismo, postmarxismo, etc.– formulan teorías y proponen interpretaciones de los hechos puramente especulativas, indemostrables e inverificables, vecinas del misticismo, con la pretensión de haber superado la metodología materialista, histórica y dialéctica formulada por Marx para el estudio del ser humano, de la sociedad y de su relación con la naturaleza.

 

Otro de los denominadores comunes de estas corrientes es el de basar la crítica del método materialista y dialéctico propuesto por Marx en una versión esquemática, mutilada y/o falseada del mismo”.

 

Notas

 

1) El papel desempeñado por las ideas y culturas dominantes en la preservación del orden vigente. Editorial Dunken, Buenos Aires, diciembre 2015.

 

2) Quizás inspirado por su Vicepresidente e ideólogo Álvaro García Linera. Véase nuestro

comentario “A propósito de un trabajo de Álvaro García Linera sobre Estado, democracia y

socialismo”. En http://www.alainet.org/es/articulo/168506  y otros sitios.

 

3) No sólo en su práctica política sino en su ideología, donde Podemos aparece identificado o inspirado (como buena parte de los Gobiernos “progresistas” latinoamericanos) por teóricos del populismo “progresista” o “de izquierda”, como el argentino Ernesto Laclau, recientemente fallecido, y su esposa Chantal Mouffe. Corroborando esta afinidad ideológica, Iñigo Errejón de Podemos y Ch. Mouffe acaban de publicar, a principios de 2016, un libro en colaboración con el título de Construir pueblo.  Errejón ha dicho en octubre de 2015 (en diálogo con Mouffe por una TV pública argentina) que la lectura de La razón populista de Laclau cambió profundamente su manera de pensar y lo alejó del marxismo tradicional (minutos cinco y seis del video https://www.youtube.com/watch?v=h7DxE3wVrAU).

El populismo de “izquierda” inspira el accionar de las autodenominadas izquierdas en muchas partes del mundo. Incluso de las izquierdas llamadas “radicales”. Es una ideología que hunde sus raíces en distintas expresiones ideológicas y culturales, algunas de las cuales comparte con el populismo de derecha, a través de “puentes” como Foucault, quien ha declarado: “Todo mi devenir filosófico ha estado determinado por mi lectura de Heidegger. Pero reconozco que es Nietzsche que ha prevalecido” (Dits et écrits).

Para un análisis del populismo de “izquierda” y de sus puntos de contacto con el populismo de derecha, recomendamos la lectura de un breve trabajo de Marcos Cynowiec: A propósito del populismo de Laclau, publicado en Argenpress en 2012

 (http://www.argenpress.info/2012/09/aproposito-del-populismo-de-laclau.html). Extraemos del artículo de Cynowiec: …”El libro de Ernesto Laclau “La razón populista” es una clara muestra de cómo se edifica una mitología política. Si lo que encontramos frecuentemente en el campo del pensamiento político, son descripciones de las distintas formas en las que se configura el ejercicio del poder social y político, así como la lucha por conquistarlo y mantenerlo, incluyendo el fenómeno populista, para Laclau no sólo se trata de una descripción, ciertamente abstrusa, sino de una vindicación de esa forma de construcción política.

Es evidente que Laclau no distingue, o no quiere distinguir, entre rebeldía y revolución, entre lo que fue un vendaval que sacudió a la humanidad con el sueño de construir una sociedad libre de la explotación del hombre por el hombre, donde fluyera la riqueza como un manantial, dando a cada uno de acuerdo a su capacidad y recibiendo cada uno de acuerdo a su necesidad, y un populismo listo y servido pour epater le bourgeois. …En ese marco el populismo de Laclau no sería, en los hechos, más que un pobre intento de imaginar una épica liberadora, un desarrollo del movimiento nacional y popular en el seno del sistema capitalista, sin intentar trascenderlo”.

 

4) Salaires des patrons: l’entreprise n’appartient pas aux actionnaires,Guillaume Duval.

http://www.alterecoplus.fr/chronique/guillaume-duval/salaires-des-patrons-lentreprise-nappartient-pas-aux-actionnaires-201605270929-00003538.html

 

https://www.alainet.org/de/node/178731
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