El Perú sin hortelano

Viernes sangriento en la amazonia

05/06/2009
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En el año 1549 los conquistadores españoles contactaron a la población jibara, a la cual los aguarunas (o awajun) pertenece. Se fundan los poblados de Jaen y Santa Maria de Nieva. ¿Para que llegaron? Pues con el propósito de explotar las minas de oro de la región. Para eso necesitaban mano de obra y los jibaros fueron sometidos a un régimen de esclavitud. En el 1599 estalla una rebelión jíbara, que provoca la expulsión de los españoles.

Decenas de años antes a eso, los Inkas intentaron infructuosamente conquistarles. No pudieron. La historia de este pueblo ha sido de luchas contra diferentes intentos de usufructuar su territorio. Lo del viernes 5 de junio, es parte de esta historia de sangre y sufrimiento.

Hoy los awajun/huambisas no es un pueblo aislado, las conexiones con los asentamientos mestizos son extensos y complejos. Siendo el segundo grupo étnico peruano de mayor población (los ashaninkas son los mas numerosos), los awajun están tratando de resolver problemas estructurales como el de ser uno de las poblaciones mas pobres del país. Ellos saben que deben adaptarse a convivir con otros, que ya jamás estarán solos. Saben que necesitan aprender a interactuar con el Estado.

Pero lamentablemente los que no hemos cambiado somos nosotros: la amazonia seguimos viéndola como un territorio a explotar, un territorio vacío, sin gente. Los aguarunas no son ciudadanos, son invisibles al ojo del mestizo y blanco. ¿Consultarles a una población indígena minoritaria sobre el uso de extensos territorios de la amazonia? Es una pregunta ociosa para nuestras autoridades.

En el Perú existen 42 grupos étnicos amazónicos. En los últimos 50 años han desaparecido 11 grupos étnicos y otros 18 están en peligro de extinguirse. Hace algunos meses, un reportaje televisivo mencionaba que en Madre de Dios vivía una sola persona de un grupo étnico que habitaba esa región. Estaba soltero y con él moriría su etnia. Básicamente la desaparición de los grupos étnicos esta asociada a la destrucción de su habitad natural. La defensa del territorio y recursos naturales de la amazonia no es pues una ficción creada por una ideología, es simplemente un tema de sobrevivencia.

La masacre ocurrida el viernes 5 de junio de 2009 no es sino el reflejo de la desgracia de un país que ha vivido de espaldas de los grupos amazónicos. De incompetentes autoridades. Un congresista declaraba ayer en un medio televisivo: “ El problema es que estas poblaciones están dispersas, El Estado no puede atenderlos, mas bien habría que agruparlos, juntarlos en ciudades mas grandes, donde puedan brindárseles los servicios” Realmente esto linda con la estupidez. Pero un par de años antes, la máxima autoridad peruana escribía sus ya famosas tesis del “Perro del Hortelano”: “…Los que se oponen dicen que no se puede dar propiedad en la Amazonía (¿y por que sí en la costa y en la sierra?). Dicen también que dar propiedad de grandes lotes daría ganancia a grandes empresas, claro, pero también crearía cientos de miles de empleos formales para peruanos que viven en las zonas más pobres. Es el perro del hortelano”

¿Se trata que la gran inversión disponga de las tierras de los pueblos originarios? ¿O se busca usar las áreas ya desforestadas? ¿Se trata de quitarles el territorio o de fortalecer capacidades de los propios pueblos nativos para evitar la tala indiscriminada, la explotación  de los recursos naturales no amigable al medioambiente? Temas de fondo que era necesario conversarlos en amplitud con quienes habitan esos territorios. ¿Cuál fue la solución del gobierno de Alan Gracia? Doce decretos legislativos cuestionados hoy. El peor de ellos el DL 1090 Ley Forestal y de fauna silvestre. La propia Defensoría del Pueblo ha cuestionado la constitucionalidad del Decreto. No se niega la responsabilidad del Estado de normar a favor del bienestar general. Pero, ¿qué mejor que las propias poblaciones amazónicas para discutir cuál es la mejor manera de proteger y al mismo tiempo generar riqueza?

Si el Perú fuese un huerto, lo seria uno sin hortelano. No es el perro el problema, sino el incompetente dueño del canino. Si en la metáfora de Alan García los perros son las “comunidades atávicas”, los comunistas reciclados, y todo quien se oponga al desarrollo neoliberal, el hortelano ausente sería él. Tenemos gobernantes incapaces de generar espacios reales- y no amañados- de dialogo. Son pues los lideres políticos que tenemos (o no tenemos) el gran problema. Pero también lo es el modelo de liderazgo que no termina de ser representativo y que esta por construir en la sociedad civil. Lideres que son mas bien intermediarios y que no se sostienen por el pleno respaldo de los grupos que están detrás de ellos ¿Por qué? Por la desconfianza enrollada en el alma de no pocas de nuestras comunidades, tal vez con razón por las decepciones que se han repetido históricamente. Pero eso es una realidad no de lamentar, sino para  transformar. Y aquí pues somos responsables todos: partidos políticos, gremios, organizaciones civiles, ONG, iglesias, etc. Las aspiraciones sociales se van concretizando con democracia participativa real, con el ingrediente revolucionario que resultaría en el Perú poner el practica la honestidad, desterrando la rapiña política, el aprovechamiento del cargo para fines egoístas, la mentira y viveza como cualidades a imitar del líder.

Hoy lamentamos profundamente la muerte de 20 policías y tal vez 25 indígenas (¿no es un indicador del desprecio a estos ciudadanos el no saber siquiera cuantos han muerto de ellos? Tengo el terrible presentimiento que los fallecidos serán muchos mas). El viernes sangriento seguirá sangrando en el recuerdo no solo de las familias enlutadas sino en la memoria colectiva de los pueblos amazónicos que no hará sino corroborar su desconfianza del Estado.

Dios ha puesto en nosotros la capacidad de elegir la vida frente a la muerte, el dialogo frente a la sordera política, el reconocimiento del otro frente a la negación de lo humano del distinto culturalmente; de proteger su creación frente a la destrucción motivada por la codicia enceguecedora.  Las autoridades deben asumir sus responsabilidades y dejar de ver demonios agazapados entre los indígenas. Y todos trabajar decididamente por reconciliar con justicia este inmenso y complejo país que es el Perú.

https://www.alainet.org/es/active/30808

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